¿Qué es lo que lleva a alguien a crear un blog de literatura para una "ciudad" que apenas alcanza los 13.000 habitantes? La cuestión, aunque me pareció simple cuando la formulé, abarca ahora diferentes concepciones acerca de la conveniencia de semejante labor.
En primera instancia, es indudable que en Betanzos hay lectores, menos que más, pero "habelos hailos". Sólo hace falta ir a la Biblioteca Municipal para comprobar que cada semana aparecen en los estantes diferentes intersticios delatores de la voracidad lectora de los brigantinos, que introducen subrepticiamente los volúmenes en sus bolsillos o en su defecto en el vientre de sus chaquetas, si la obra tiene un tamaño considerable. A esa gentualla la llamo "Literatos en Betanzos", que no es cuestión de excluir en este aspecto a la gente de otros lugares.
Los "Literatos en Betanzos" son gente abigarrada que jamás tendrán una definición grupal infalible, ni maldita falta que hace, pero que bien podrían remedar a los bohemios finiseculares que formaban en Madrid los cenáculos más conocidos, y así como ellos conversaban animadamente al trasluz de los líquidos-ol de las tabernas más sórdidas de la capital, nosotros podríamos divagar al amparo de la claridad mecanizada de la caja salvafronteras.